Fantasmas del pasado, reencuentros del presente [Privado_Alfred F. Jones]

Matthew estaba cansado, muy cansado. Le habían llamado a atender unos asuntos de una firma de ingeniería que sus padres ya difuntos poseían en Madison,Wisconsin; cosas de las cuales él era responsable ahora que ellos no estaban.

El canadiense había llegado a una de esas casas de huéspedes de las cuales se contaba estaban embrujadas. Tenía dinero suficiente para gastarlo en un hotel lujoso, pero no le gustaban ese tipo de lugares, además prefería ser precavido y buscar algo más "familiar". Era el lugar perfecto para descansar después de haber vagado a altas horas de la noche por esas tierras, había tenido suerte en su caza y pudo saciar su hambre con una víctima después de mucho tiempo, cosa que se le hacía bastante difícil por su carácter benevolente, estaría calmado por unos días al menos.

El lugar también se le antojaba muy bonito y agradable, para recuperarse del cansancio que le producía hacerse cargo de todos los problemas, su trabajo y sus propios pensamientos.

Reservó su habitación y la muchacha que le atendió en la recepción le dijo que esperara, señalándole un sofá al frente de ella, que estaba muy bien cuidado. Contempló la cantidad de llaves en la repisa de la susodicha, a juzgar por la cantidad, no mucha gente venía por estos lugares. Se sentó ahí acomodándose muy a gusto y esperó. La puerta se abrió dando paso a un joven al que no le pudo ver bien la cara, pero que por alguna razón que no comprendía, le llamó mucho la atención, y empezó a vacilar en sus pensamientos, ¿debería saludarle? ¿O tal vez no? Todas las cosas se agolpaban en la cabeza de Matthew, sin decidirse a abrir la boca para decir nada.

Se encontraba en su tierra natal: no había nada como esta en casa. Respiró el aire fresco del lugar mientras pensaba a donde debía ir primero, la montaña lo llamaba, pero la ciudad.... ¡todo sonaba terriblemente tentador! en definitiva que el rubio estaba en una completa indecisión

Pero por alguna razón decidió quedarse en un lugar diferente esa noche, su casa estaba bien pero quería darle una sorpresa al dia siguiente a su familia al llegar sin avisar ¡seguro que la abuelita se emocionaria un montón! así que por hoy estaría en aquella casa de aspecto embrujado... no obviamente él no tenía miedo ¡¿que clase de héroe tendría miedo de una tonta casa?! pues él no, aunque halla oído sobre los fantasmas... pero no que va, seguro no era nada del otro mundo, tenía que ser una vil mentira, si, estaba seguro de ello...

Entró al lugar con su gran pose, siempre habia que causar impacto pero pronto simplemente fue por una habitación, la chica le indicó que se sentara en el sofá y en unos minutos le atendería, él asintió con una sonrisa mientras se dirigía al mueble a esperar, ya se imaginaba que cosas podría hacer al día siguiente, se perdió tanto en sus pensamientos que no detubo su mirada en el otro muchacho

Después de unos instantes al fin le vio, le dedicó una sonrisa amigable - ¡Hello! ¿nuevo por...? - se detuvo, su aura no le gustaba nada ¡ese olor...! pero no atacaría, nah, si el chupa-sangre no hacía nada no tendría porque atacar, además por una extraña razón su cara se le hacía conocida

Él era tan ingenuo, y tan poco consciente. No se había detenido a examinar al otro rubio lo suficiente hasta que estuvo muy cerca de él; seguro ya había notado que era diferente, escrutó su mirada, la misma que le dedicaba cada cazador y cada hombre lobo que lo notaba. Aquella mirada se relajó y dio un largo suspiro, ¿por qué a él, que no quería seguir peleando contra las otras razas? Volteó a mirarle con timidez y habló en un tono casi inaudible

- Eh, s-sí, soy nuevo. Es decir, n-no, yo no soy de por aquí, estoy por negocios en esta ciudad. Es muy bonita, y este lugar también. ¿Eres de esta zona? - dijo jugando con los dedos, sonriendo levemente y paseando sus ojos violetas con ilusión por lo que podía alcanzar a ver de la casa.

De repente, las luces se apagaron por completo. Un relámpago iluminó brevemente la estancia seguido por el estruendo de un trueno. Todo quedó a oscuras ya que había luna nueva, y sólo se escuchó silencio, cortado por una ráfaga de viento que abrió las ventanas sin avisar, y dos de los sillones de la salita se movieron de lugar.

No podía confiarse: un vampiro seguía siendo un vampiro así se viese tranquilo, muchos podrían usar eso inclusive como una máscara de defensa, no confiaba para nada en esas criaturas pero tampoco es como si pudiera hacer mucho al respecto, suspiro un poco y luego volteo de nuevo a verlo, con que sus sospechas eran ciertas… aun así el otro rubio tenía algo familiar, algo que no podía simplemente descifrar.

Lo vio observar todo tímidamente, pero aun así, a pesar de todo no quería bajar la guardia, no podía hacerlo simplemente; no sabía en qué momento le podrían atacar por la espalda – si soy de por aquí, haz de saber que hay muchos más seres de los que puedes imaginarte – recalco por unos segundos… y luego observo la escena

Palideció, aquello simplemente no era normal y él muy en el fondo le tenía un pánico increíble a los fantasmas, paso seco intentando no ponerse a gritar cuando hubo ya todo acabado, se quedó estático en el mueble, aun viendo todo y esperando que la voz se le quebrara –parece que las leyendas son ciertas – exclamó simplemente, mientras se levantaba y como un robot miraba en la recepción por alguien que pudiera ayudarles: nada.

"Muchos más seres de los que puedas imaginarte" . La frase le rodaba en la cabeza, y por lo mismo permaneció mirándolo con curiosidad por un buen rato antes de que se apagaran las luces, sin hablar. ¿Qué había querido decir exactamente?

Se sorprendió al ver los muebles rodar de un lado para otro de la salita, pero no movió ni un músculo. No tenía miedo y sabía que debía esperar a que los fantasmas se calmaran, si eran molestados o alguien les dirigía la palabra, entonces los molestarían toda la noche.

Observa los movimientos de Alfred en la oscuridad, parecía que no tenía la misma confianza con la que entró, o tal vez sólo eran ideas suyas. La brisa sopló más fuerte y dos truenos resonaron a lo lejos. ¿A dónde se había ido la recepcionista? Suspiró y escuchó atentamente el sonido de un piano, parecía venir desde arriba; del que emanaban tonadas fuertes y rápidas, que a ratos se tornaban más lentas y agudas, como una canción de cuna.

Decidió hablar sólo para romper la música tenebrosa que se escuchaba en ese lugar, aunque su voz apenas podría oírse.

- Oye...Este, mmm ¿cómo te llamas? - preguntó como si la situación completa fuera lo más normal del mundo -

Joder ahora si estaba muerto del miedo, los fantasmas no le gustaban ¡no le gustaban nada! siempre había sentdo pánico de las criaturas de ese estilo... ironías y él era un licantropo, pero en fin no iba a ponerse a meditar mucho en ese asunto, o al menos no hasta que acabaran ya de molestar con los muebles y las cosas... aquello no podía seguir así

Y la música solo hizo empeorar el asunto

Palidecio como nunca, si de por s era blanco ahora debería de imitar el color de piel de un fantasma, si no estuviera el otro rubio allí presente ya estaría gritando y en posición fetal ¡es que no podía mostrar tal debilidad frente a un vampiro! suspiró y luegó lo escuchó mientras sudaba frío, b-bueno... ya hallaría que hacer

- I-I'm Alfred - respondió y luego se golpeo la cara por semejante respuesta, mejor hablar claro - I'm Alfred F. Jones, ¿y el tuyo? -cuestionó intentando regular su voz para que no sonara con miedo, aunque sabía que estaba fallando epicamente y eso empezaba a frustrarle

Spoiler:

Sonrió levemente al notar que el otro rubio estaba asustado. No lo hubiera pensado al principio, pero luego de que se presentó de esa forma no habían dudas de que estaba bastante alterado por la situación, mientras tanto, la música no se detenía.

- Matthew Williams - le dijo acercándose a él y poniéndole una mano sobre el hombro - Todo estará bien si no los molestas -

Al terminar de decir eso, una ráfaga de viento abrió las ventanas rompiendo un par de vidrios y haciendo que los papeles de encima del escritorio se desordenaran por todo el lugar, la temperatura bajó considerablemente y una pequeña fotografía salió volando del bolsillo de la chaqueta del canadiense, quien trató de tomarla pero pronto estuvo fuera de su alcance y cayó justo en la mano del estadounidense, un pareja de rubios lo miraba desde el papel, eran los padres de Matthew.

Spoiler:

Por alguna razón le pareció que el otro muchacho era una persona cálida... ¿que diablos? ¿un vampiro alguein cálido? definitivamente algo estaba empezando a estar con mal con su instinto, pues no podía decir de que se tratara exactamente, bueno, aún tenía tiempo para averigüarlo o al menos eso pensaba

- Nice to meet you... -susurró asintiendo, bueno no estaba del todo seguro como era la cuestión con los fantasmas pero ya tendría tiempo para eso, por ahora solo rogaba que, si de verdad existía Dios, por favor no le hiciera pasar cosas con fantasmas, oh no sería agradable para andie verlo gritar y llorar por su vida, solo le tenía miedo a esas cosas, y mas cuando lo contaban en cuentos... era un completo horror

Al sentir la rafaga pudo jurar que un vidrio le cortaría, y así fue... su mejilla fue lastimada al tiempo que tomaba el papel - maldita sea... -susurró quitando la sangre de su mejilla, luego vio la foto, esos de ahí eran sus padres, hey un momento - Tú ¿de donde sacaste esto? - preguntó con una clara de expresión de incomprensión, mientras esperaba una respuesta del menor completamente asustado ahora si

- El gusto es mío - le dijo con voz un poco más firme, más no por eso imponente. El otro muchacho parecía a punto de perder el dominio sobre el miedo en cualquier momento, cosa que le resultaba bastante contradictoria al carácter animado que tenía cuando entró a ese lugar.

Matthew se sobresaltó abrazándose a sí mismo cuando sintió el olor de la sangre de Alfred, con una expresión de preocupación, ¿por qué estaba tan inquieto, si apenas hace unas horas había comido? Prestó más atención, entonces se dio cuenta; ese olor pertenecía a un licántropo. ¿Acaso la persona frente a él...? Siempre era tan ingenuo y lento para entender las cosas, conque a eso se refería con "más criaturas de las que te imaginas". Retrocedió dos pasos atrás, no sin antes arrebatarle la fotografía casi a la fuerza.

- Es mía. Ellos son...Eran...Y siguen siendo...Muy ...m..m..muy importantes para mí - apretó más su propio abrazo, retrocediendo otro paso más, haciendo fuerza con sus uñas, repitiéndose mentalmente, tratando de convencerse a sí mismo, de no sucumbir ante la tentación. Sí, aquél era un licántropo, pero el aroma de su sangre estaba haciendo estragos en su sistema nervioso, la deseaba tanto...

- ¿P-por qué lo preguntas? - logró articular con el tono más seguro que pudo -